La Historia:
Andrew es un bomboncito alto, de ojos oscuros, moreno y terriblemente atractivo. Y si a eso le sumas que conduce una moto y que tiene ese puntito canalla en su mirada que me vuelve loca, ¡ni te cuento! Pero Andrew es esquivo en lo que se refiere a las relaciones amorosas, y eso me hace pensar que a él también le partieron el corazón y que por eso nunca repite con la misma mujer.
Repetir, repetir, yo no le voy a pedir que lo haga conmigo, pero cuando nuestras miradas se encuentran, una extraña corriente se genera entre nosotros, y eso me inquieta y me hace pensar en si realmente repetiremos algún día.
Pero eso sólo lo sabrás si lees Oye, morena, ¿tú qué miras? Una divertidísima comedia romántica que nos recuerda que, aunque el amor tiene fecha de caducidad, a veces puedes conservarlo para toda la vida.
Esta novela me llegó en el book box del mes de diciembre. Por lo general no gravito hacia los libros cuyo temática central sea el romance. Pero bueno eso es el objetivo de los book box ¿no? exponerte a libros que uno no eligiría.
La lectura es ligera y rápida de leer. Megan Maxwell sabe contar una historia y mantener el interés del lector.
Habiendo dicho esto, en su mayor parte, la historia no me gustó. Coral es una mujer de 30 años (ok de 29 próxima a cumplir 30 en unas semanas pero para efectos prácticos 30 años) que se comporta como una cría de 15. Si la autora cree que porque su personaje es una bocazas que dice lo primero que piensa lo convierte en un personaje fuerte, siento discentir con ella. Sí, Coral tiene momentos muy ingeniosos, pero según avanza la historia sus acciones y decisiones para con su relación con Andrew, no son las que uno esperaría de persona que nos quieren vender.
Por otro lado, nuestro protagonista Andrew, que por muy guapo y tremendo en la cama que sea, tiene unas tendencias machistas que no puedo pasarlas por alto.
En un punto de la novela Andrew y Coral (quienes viajan a Wyoming para la boda de Cold, hermano de Andrew) fingen ser pareja ante la familia de éste. Ella acepta bajo la condición de que él se comporte como un novio respetuoso y que no ande coqueteando con otras, condición que Andrew acepta.
Y ¿qué hace nuestro galán? Pues al encontrarse con su ex-novia Arizona en un bar, ¿qué hace? Pues coquetear descaradamente con ella frente a Coral, Cold, Tom, Lewis (hermanos de Andrew), Madison (esposa de Tom) y Flor (prometida de Cold) has el punto de tocarle el trasero.
Este comportamiento de coquetear con otras mujeres, también lo exiben los hermanos de Andrew. Y tanto Flor como Madison justifican esta conducta con un "así son los hombres".
Obviamente Coral no puede aceptar ese comportamiento ni compartir semejante justificación (y en eso concuerdo con ella y lo aplaudo). Pero la forma de lidiar con la situación, no me parece acorde con una mujer adulta de carácter fuerte, ya que en vez de decirle a Andrew que se busque otra que se haga pasar por su novia, se pone a coquetear con otro chico del bar.
Insisto, podría enteder esto si el personaje fuese una adolescente que quiere darle celos al novio o una probada de su propia medicina. Pero, de una mujer que es una adulto joven (y más aun que en ese momento no tiene una relación real con Andrew) esperaría una decisión más madura.
Ocurrieron otras situaciones que no me gustaron para nada, pero donde de verdad me sentí ofendida es cuando Andrew se suelta esta frase. "Un sí siempre sabe mejor cuando comienza con un no".
¿Cómo narices esto puede considerarse romántico? Que en estos tiempos, ideas como éstas sigan perpetuándose como romance es frustante y peligroso.
Querido lector/lectora aprendan esto cuando una persona (hombre o mujer) dice no, es NO, y se debe respetar.
Los dos personajes que gustaron en esta novela fueron Madison y Lewis (el otro hermano de Andrew). Sus historias son conmovedoras. Particularmente Madison tiene un gran desarrollo en la historia. La historia de Lewis resultó un poco acelerada, pero no por ello dejó de ser interesante.
En resumen si bien le reconozco que la lectura es entretenida, el estilo de novelas de Megan Maxwell no es para mi y no creo que por elección adquiera otra novela de ella.
Hola, soy Coral. Siempre fui una romántica empedernida, hasta que el género masculino me rompió el corazón. Después de varios desengaños, os juro que me dije a mí misma que no iba a permitir que nadie más me hiciera daño. ¡Qué bonito es el amor, pero menuda mierdecita es sufrir por él!
Hoy por hoy me considero una mujer relativamente feliz. Trabajo como repostera, tengo unas amigas increíbles y una preciosa hija a la que adoro. En cuanto al temita hombres, lo único que pretendo es disfrutar de un sexo divertido con ellos y poco más. Sin embargo, debo confesar que hay uno que hace que se acelere mi atontado corazón cada vez que lo veo. Se llama Andrew y es el jefe de seguridad de las giras musicales de mi amiga Yanira.
Hoy por hoy me considero una mujer relativamente feliz. Trabajo como repostera, tengo unas amigas increíbles y una preciosa hija a la que adoro. En cuanto al temita hombres, lo único que pretendo es disfrutar de un sexo divertido con ellos y poco más. Sin embargo, debo confesar que hay uno que hace que se acelere mi atontado corazón cada vez que lo veo. Se llama Andrew y es el jefe de seguridad de las giras musicales de mi amiga Yanira.
Andrew es un bomboncito alto, de ojos oscuros, moreno y terriblemente atractivo. Y si a eso le sumas que conduce una moto y que tiene ese puntito canalla en su mirada que me vuelve loca, ¡ni te cuento! Pero Andrew es esquivo en lo que se refiere a las relaciones amorosas, y eso me hace pensar que a él también le partieron el corazón y que por eso nunca repite con la misma mujer.
Repetir, repetir, yo no le voy a pedir que lo haga conmigo, pero cuando nuestras miradas se encuentran, una extraña corriente se genera entre nosotros, y eso me inquieta y me hace pensar en si realmente repetiremos algún día.
Pero eso sólo lo sabrás si lees Oye, morena, ¿tú qué miras? Una divertidísima comedia romántica que nos recuerda que, aunque el amor tiene fecha de caducidad, a veces puedes conservarlo para toda la vida.
Esta novela me llegó en el book box del mes de diciembre. Por lo general no gravito hacia los libros cuyo temática central sea el romance. Pero bueno eso es el objetivo de los book box ¿no? exponerte a libros que uno no eligiría.
La lectura es ligera y rápida de leer. Megan Maxwell sabe contar una historia y mantener el interés del lector.
Habiendo dicho esto, en su mayor parte, la historia no me gustó. Coral es una mujer de 30 años (ok de 29 próxima a cumplir 30 en unas semanas pero para efectos prácticos 30 años) que se comporta como una cría de 15. Si la autora cree que porque su personaje es una bocazas que dice lo primero que piensa lo convierte en un personaje fuerte, siento discentir con ella. Sí, Coral tiene momentos muy ingeniosos, pero según avanza la historia sus acciones y decisiones para con su relación con Andrew, no son las que uno esperaría de persona que nos quieren vender.
Por otro lado, nuestro protagonista Andrew, que por muy guapo y tremendo en la cama que sea, tiene unas tendencias machistas que no puedo pasarlas por alto.
En un punto de la novela Andrew y Coral (quienes viajan a Wyoming para la boda de Cold, hermano de Andrew) fingen ser pareja ante la familia de éste. Ella acepta bajo la condición de que él se comporte como un novio respetuoso y que no ande coqueteando con otras, condición que Andrew acepta.
Y ¿qué hace nuestro galán? Pues al encontrarse con su ex-novia Arizona en un bar, ¿qué hace? Pues coquetear descaradamente con ella frente a Coral, Cold, Tom, Lewis (hermanos de Andrew), Madison (esposa de Tom) y Flor (prometida de Cold) has el punto de tocarle el trasero.
Este comportamiento de coquetear con otras mujeres, también lo exiben los hermanos de Andrew. Y tanto Flor como Madison justifican esta conducta con un "así son los hombres".
Obviamente Coral no puede aceptar ese comportamiento ni compartir semejante justificación (y en eso concuerdo con ella y lo aplaudo). Pero la forma de lidiar con la situación, no me parece acorde con una mujer adulta de carácter fuerte, ya que en vez de decirle a Andrew que se busque otra que se haga pasar por su novia, se pone a coquetear con otro chico del bar.
Insisto, podría enteder esto si el personaje fuese una adolescente que quiere darle celos al novio o una probada de su propia medicina. Pero, de una mujer que es una adulto joven (y más aun que en ese momento no tiene una relación real con Andrew) esperaría una decisión más madura.
Ocurrieron otras situaciones que no me gustaron para nada, pero donde de verdad me sentí ofendida es cuando Andrew se suelta esta frase. "Un sí siempre sabe mejor cuando comienza con un no".
¿Cómo narices esto puede considerarse romántico? Que en estos tiempos, ideas como éstas sigan perpetuándose como romance es frustante y peligroso.
Querido lector/lectora aprendan esto cuando una persona (hombre o mujer) dice no, es NO, y se debe respetar.
Los dos personajes que gustaron en esta novela fueron Madison y Lewis (el otro hermano de Andrew). Sus historias son conmovedoras. Particularmente Madison tiene un gran desarrollo en la historia. La historia de Lewis resultó un poco acelerada, pero no por ello dejó de ser interesante.
En resumen si bien le reconozco que la lectura es entretenida, el estilo de novelas de Megan Maxwell no es para mi y no creo que por elección adquiera otra novela de ella.
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